Los dioses olvidados de la naturaleza por Lupa

Una de las ideas que ronda en la mente de muches que nos acercamos algún paganismo o neopaganismos es el reencontrar un vínculo más vivo con la naturaleza y los seres que habitan en ella. A veces seguimos reproduciendo conceptos sobre cómo transcurren, cómo viven animales, plantas, planetas, estaciones, etcétera, que han sido desmentidas por las ciencias. Como si la investigación científica matara lo sacro que nos rodea. Les acerco esta oda a los dioses de nuestros hermanes plantas y animales que integra lo que sabemos al día de hoy de sus formas de transitar la vida. Saber más sobre su comportamiento, sobre su nivel de conciencia, sobre sus ciclos de reproducción y muerte, me maravilla más, hace a la naturaleza aún más sagrada. Espero que les genera el mismo cosquilleo que a mí.

El fragmento está traducido por mí del libro Godless Paganism, compilador John Halstead. En él varios autores comparten diferentes formas de concebir su espiritualidad, la ontología, los rituales.

Los dioses olvidados de la naturaleza por Lupa

Cuando pensás en los dioses de la naturaleza, en quién pensás? ¿pensás en el Señor y la Señora wiccanos (amados también por muchos paganos no wiccanos)? ¿ella una mujer de pelo largo envuelta en enredaderas, frutas y granos; él un hombre hirsuto y corpulento y rodeado de grandes mamíferos salvajes?

¿Te imaginas a Artemisa o Diana, cazadoras y doncellas y portadoras de la luna? ¿O tal vez a Gea, su barriga hinchada, la Tierra misma? Apuesto a que nueve de cada diez veces, la deidad que pensaste primero tomó la forma de un ser humano, femenino o masculino o de otro tipo, pero casi seguro se formó a nuestra propia imagen.

Pero quiero contarles sobre los dioses olvidados de la naturaleza, aquellos cuyas historias nunca fueron escritas porque sus devotos nunca escribieron una palabra en sus vidas. Quiero contarles sobre los dioses que se negaron a renunciar a sus propias formas y prometieron nunca inclinarse ante el arrogante mono humano. Quiero contarles acerca de los dioses que están debajo de los pies, escondidos en los árboles, enclavados en las rocas, entre corrientes rápidas y brisas más altas que las nubes grises que nunca se manchan con la tierra. Dejame contarte algunas historias de divinidades sin nombre, casi destruidas por el surgimiento de la mujer y el hombre y las deidades que trajeron con ellos.

Las fauces esqueléticas
Las fauces esqueléticas

Te canto sobre la diosa y el dios de la familia del salmón, cuyos hijos se arrojan sobre piedra e inundan cada año para que la familia pueda continuar. Te canto sobre el divino Caras Gemelas, él con el color más fuerte y audaz del macho engendrando, ella la de la fauce esquelética que espera matar a todos los que se aparean en la piscina del nacimiento. Ella es quien llama al salmón en su locura, incluso cuando se lanzan a su propia muerte; Él es quien los impulsa hacia adelante y llena sus músculos con fuerza extraída de cada fibra del ser. Durante años, los jóvenes salmones escuchan cuentos sobre la atracción irresistible de los dioses, pero incluso los detractores más vehementes están indefensos en el momento en que escuchan la canción del destino divino en sus huesos.

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Le canto al dios del viento de la familia de los Pinos, cuyas generaciones pueden verse favorecidas por la brisa rápida, pero que pueden caer al suelo en la temible tormenta. Te canto oraciones susurradas a través de agujas juntas y liberadas en suaves remolinos de aire, para que el dios sea misericordioso en las tormentas de primavera y en las ventiscas de invierno, en la fría noche de otoño y la repentina tormenta de verano. Porque es el dios quien decide qué hilera de árboles saldrá hacia el futuro, y es un viento caprichoso que lleva el polen de manera segura al piñón, o sobre piedra estéril para morir. Y es el dios quien se lleva los árboles en su terrible ira, dejando a uno de pie pero arrebatando a un compañero de raíz en un instante.

Te canto de las deidades de los mohos del fango, asexuadas y extrañas, a la vez mil voces y una canción unidas. Te canto sobre tiempos difíciles cuando la madera se ha podrido y el sol hornea la tierra, y mientras los individuos morimos, juntos prosperamos. Las divinidades piden sacrificio, las mil voces lo exigen. Aquellos que mueren para dar vida a los demás, aquellos que levantan la nueva generación para que puedan extenderse por todas partes, estos se convierten en una parte de esa sagrada hueste, sus voces inmortalizadas no en células sino en espíritu.

Te canto sobre el duoteísmo de la avispa hembra, la Gran Madre del Árbol cuyas frutas albergan tiernos huevos de avispa y el Demonio Nematodo que derriba las capas de huevo cansadas para alimentar a su propio engendro. Te canto sobre el duoteísmo de la avispa macho, la Diosa Oscura de cuyas esferas de confinamiento escapan pocas avispas masculinas, y la Seductora que llama a los machos para aparearse y emisión al mundo, prometiéndoles lo más cercano a la libertad que conocerán en sus breves vidas. El Árbol y el Nematodo, la Higuera y la Avispa: sus historias son susurradas a los jóvenes mientras su madre pone sus huevos en la cuna, todo lo que sabrán de ella.

Te canto del Creador del pez payaso, que por la mañana es un dios, que al mediodía brilla intensamente desde arriba, que por la tarde es una diosa, que por la noche pone sus huevos y que por la noche muere, solo para renacer como un dios nuevamente en el próximo amanecer. Te canto de esos piscianos que vigilan cada noche, esperan el regreso del Creador con la luz y calman a los atribulados que se apiñan en la oscuridad y la fe temblorosa.

Te canto sobre el panteón de les lombrices de tierra, todes y cada une hembra y macho a la vez, todes unidos, que residen en lo profundo del suelo. Te canto sobre sus demonios, dioses defectuosos divididos en hombres o mujeres, seres hambrientos que devoran a todes en busca de sus mitades perdidas. Están malditos para siempre, vagando por la superficie, negada la seguridad del suelo fresco y oscuro. Cuando la tierra tiembla, les lombrices de tierra dicen que los dioses y los demonios están peleando, y les dicen a sus crías que se refugien. Cuando el suelo se abre por encima de elles y deja entrar el fuego ardiente, les lombrices de tierra se retuercen y huyen para no separarse y unirse a las filas infernales de los cielos.

Te canto de la innumerable e infinita hueste divina de las hormigas. Te canto sobre valientes diosas guerreras y cuentos de humildes machos embaucadores que intentaron tomar su poder. Todas las hormigas conocen la historia de la Reina Diosa más grande de todas, que le robó las alas a su compañero cuando él se atrevió a usurpar su trono, y lo arrojó a la tierra para morir, y ella reinó sola.

Te canto del Uno y Muchos de la familia del bambú, que es todo bambú y cada bambú. Te canto el baile del Uno y Muchos, que crece y crece y siempre se vuelve más y nunca se vuelve más. Solo una vez cada cien años, cuando las estrellas están en sus lugares correctos, el Uno y Muchos se convierten en la Flor que Mata, y se dice que todos morirán cuando esto suceda, porque ¿quién está vivo hoy y recuerda algo diferente? Pero de los restos de los muertos, el Uno y Muchos, vuelve a crecer, y devuelve a la vida a los muertos, recuperados de los recuerdos de sus vidas anteriores para que puedan comenzar de nuevo y en forma nueva.

Te canto la triste canción de los pálidos y fantasmales dioses del dodo y los uros, los tiranosaurios y los calistophytales (plantas de eurasia), de los dioses de Wiwaxia (familia de moluscos extintos) y Prototaxites (hongos terrestres extintos) y Cooksonia (primeras plantas terrestres, extintas). Te canto las canciones de la victoria de los dioses que los superaron y reinan hoy, los dioses de los lobos y las morillas, los robles y las abejas, y de la valiente y única diosa de los celacantos1. Dejo a otros que vendrán después de mí el cantar las canciones de esos dioses que aún no han nacido en este mundo, que por mucho tiempo reinen y cuiden de los suyos.

Te canto de muchos más dioses, dioses del viento y del agua, dioses de cada mineral y los eventos que los crearon. Te canto de los dioses de los protones, de los quarks, de las fuerzas atómicas que se unen y sostienen. Te canto del dios del polvo que vuela del cometa quemado por el hielo y del dios de los espacios intermedios. Te canto sobre el dios que se retuerce como una serpiente en el centro de cada sol y se encuentra nuevamente enrollado dentro de cada electrón, compartido por ambos y adorado por cada uno a su manera. Te canto sobre el dios que reúne asteroides como una burla a los sistemas solares de su hermana, celoso del poder de su hermana mayor. Te canto de todo esto y de muchos, muchos más.

Estos, entonces, son los Dioses sin Nombre, los Dioses Olvidados, los que yacen en las sombras de los muchos panteones de los humanos. Cuando hables de los dioses de la naturaleza, no los descuides. Cuando hables de los dioses de la naturaleza, recuerda que la naturaleza no tiene solamente forma humana, así tampoco lo Divino. Porque hay dioses mucho más allá de los que alguna vez se entregaron al papel o la piedra, cuyos nombres nunca fueron pronunciados por la garganta humana ni tocados por el oído humano.

1Los celacantimorfos (Coelacanthimorpha) o celacantos son peces de aletas lobuladas (sarcopterigios) que se creían extintos (se trata también, por tanto, de un relicto) desde el período Cretácico hasta que, en 1938, un ejemplar vivo fue capturado en la costa oriental de Sudáfrica.

Sobre los distintos tipos de paganismos

         Hoy les quiero compartir un fragmento de un libro que estoy leyendo que me pareció interesantísimo. Se trata de Godless paganism, voices for Non-Theistic Pagans, de John Halstead, que ha salido en 2016 por Amazon.

         Su escritor se denomina a sí mismo Pagano No Teísta. Y explica cómo muchos practicantes que no tienen una visión politeísta de su espiritualidad o práctica a veces se sienten marginados. No mencionaremos las convenciones multitudinarias que no tenemos por acá 😥 … Para poder justificar su posicionamiento hace un análisis del movimiento pagano contemporáneo que me parece espectacular. Tiene un tinte filosófico y epistemológico que aclaran mucho el panorama!

          En su introducción, define el paganismo contemporáneo como “un término general para un movimiento religioso que comenzó en Estados Unidos en 1960, con raíces literarias que se remontan a mediados del siglo XIX en Europa, y que busca revivir los mejores aspectos de las religiones paganas antiguas, combinadas con valores humanísticos modernos, pluralistas e inclusivos, mientras se busca conscientemente eliminar ciertos elementos de la visión tradicional trascendental Occidental, incluido el pensamiento dualista y el puritanismo”. Aclara que alguna de las características distintivas del paganismo contemporáneo son la reverencia por y a el sentido de parentesco con la naturaleza, la concepción de lo divino que incluye por lo general el pluralismo de deidades masculinas y femeninas, y una moral positiva que enfatiza la libertad y responsabilidad individual, y un acercamiento creativo a lo ritualístico.

           Sin embargo, hay tanta variedad de prácticas paganas que se necesita unos lineamientos un poco más específicos para abarcar a todos y poner un poco de orden entre tantas vivencias magníficas y diferentes. Halstead sostiene que hay dos cosas que nos unifican: que reclamamos el término pagano para definirnos (pero cada quien le adscribe un significado ligeramente diferente) y que buscamos inspiración espiritual en tradiciones paganas antiguas o contemporáneas (ejemplo de estas serían el Umbanda y otros movimientos africanos diaspóricos y el Hinduísmo). Para poner un poco de orden retoma algunas propuestas de ordenamiento de otros autores y finalmente, propone una propia.

          Bridger y Hergest (1997) propusieron que podía analizarse el paganismo de acuerdo a la diferente visión de deidad que tenía cada culto. Sugirieron 3 posibilidades, las cuales pueden mezclarse con las demás. Lo ilustraron con un triángulo de varios colores, donde las puntas -en rojo, azul y amarillo- se mezclaban en el centro. El extremo rojo representa la visión de que los dioses son entidades individuales, nombradas y personales, con las cuales uno se puede comunicar casi como se haría con seres humanos. El extremo azul representa la visión de que los dioses son metáforas antropomorfas o máscaras con las cuales enfrentamos el Rostro faceless de El Último, para poder percibirlo y estar un poco más cerca de Él. La punta amarilla representaría la visión de que los dioses son constructos de la imaginación y la mente humana.

            Esta propuesta de organización, continúa Halstead, resulta dificultosa para incluir los paganos no teístas -como los paganos budistas o gaianistas-, posiciones en las cuales la deidad no cumple ningún rol en su espiritualidad.

              Halstead propone la metáfora de la “gran carpa del paganismo”, como una carpa de circo. Estas tienen numerosos postes que la sostienen, postes que en esta metáfora representarían creencias centrales que los practicantes deciden tomar. La cercanía con uno o más postes darán características diferentes a la práctica de cada cual, y de esta forma pueden analizarse las relaciones entre los diferentes cultos, sus semejanzas y discrepancias. Para visualizarlo, podría ser un diagrama de conjunto con 3 círculos, y los diversos lugares donde se juntan.

              Estos ejes centrales son: 1) La tierra 2) El Sí Mismo (Self en inglés, podríamos entender este término como la autosuperación) y 3) La Divinidad.

              Todos los paganos buscan y sostienen que hay algo que trasciende lo individual, pero cada cual tiene diferentes maneras de definir y referirse a ese algo.

El paganismo centrado en la tierra, incluye formas de paganismo que se preocupan primariamente por la naturaleza y la ecología, las formas más locales y regionales de paganismo, y las muchas formas de Neo-animismo que ve a los humanos como una parte no privilegiada de una comunidad interconectada de más-que-seres-humanos. Su identidad como paganos centrados en la tierra es definida por su relación con el entorno natural. La autenticidad es definida por la habilidad de cada cual de conectar o relacionarse con el mundo más-que-humano. Para los paganos centrados en la tierra, la tierra o la naturaleza o el cosmos es ese “algo” que trasciende lo individual. Sus practicantes buscan entrar en relación con la naturaleza. Un sentido de parentesco es lo que caracteriza esta relación. La experiencia de la interconectividad con el mundo no-humano o más-que-humano es una virtud central en este tipo de paganismo. Este sentimiento de interconexión es a veces llamado “el re-encantamiento del mundo” y se refiere a una conciencia expandida de la naturaleza de la realidad y de nuestra participación en este mundo natural.

El paganismo centrado en el Sí Mismo no debe ser confundido con un paganismo centrado en uno mismo, de índole egoísta. El Sí Mismo en este tipo de paganismo se refiere a la sensación de que el Sí Mismo se extiende más allá de los límites de la consciencia normal y la identidad consciente que normalmente llamamos yo. Los paganos lo llaman el Yo profundo, o el Yo grande (agrego yo por las traducciones, el Sí Mismo, o manteniendo el término en inglés: el deeper Self). Incluyen los paganos junguianos -me acabo de enterar de esta clasificación jajaja- los politeístas suaves, muchos wiccanos y las brujas feministas y muchos de los paganos más esotéricamente inclinados u ocultistas. La identidad de estos paganos es definida por su práctica espiritual que tiene como objetivo el desarrollo de lo espiritual, lo individual o lo psíquico. Para algunos de sus practicantes es como una forma de terapia o autoayuda. La autenticidad es determinada por la relación que cada uno tiene con su Sí Mismo o Yo Interior (la Mujer Salvaje por ejemplo de Mujeres que corren con los lobos). Para ponerlo en otros términos, la autenticidad del paganismo centrado en el Sí Mismo es calibrada en términos del crecimiento personal, ya sea un crecimiento a través de la totalidad psíquica o una unión estática con el Sí Mismo. Para estos practicantes el Sí Mismo es ese “algo” que trasciende lo individual. Buscan entrar en relación con el Sí Mismo disociándose del ego -yo de todos los días- e identificándose con el Sí Mismo. Insight -toma de conciencia podría ser una buena traducción de este término- es la virtud central que nos habilita a distinguir el ego del Sí Mismo.

El término paganismo centrado en la divinidad es prestado de Janet Farrar y Gavin Bone (2004). Este tipo de paganismo incluye muchos formas de politeísmo devocional y politeísmo duro, y muchas formas reconstruccionistas y revitalistas de muchas formas de paganismos. La identidad de sus practicantes es definida por su dedicación a uno o más (usualmente antiguas) deidades paganas. La autenticidad es determinada por la relación de cada cual con estas deidades. Para los paganos centrados en la divinidad los Dioses son ese “algo” que transciende lo individual. Sus practicantes buscan entrar en relación con los dioses. Una devoción apasionada es lo que suele caracterizar esta relación. Devoción y piedad son las virtudes centrales para los paganos centrados en la divinidad.

              Estos 3 centros, aclara Halstead, no son mutuamente excluyentes. Cada practicante individual puede gravitar en dos o en los tres de manera simultánea. El conflicto entre paganos vendría cuando confunden uno de estos centros con EL CENTRO que debería tener todo paganismo. De esta forma, y teniendo estos otros dos centros a diferencia del modelo del triángulo, continúa el autor, los paganos no teístas sí tienen un lugar en la gran carpa del paganismo.

           A continuación presenta algunas definiciones para aclarar términos no tan comunes en nuestro entorno. De estas aclaraciones surge otra forma de clasificación, esta vez en forma de cruz y que simplifica el posicionamiento religioso de cualquier persona, sea pagana o no:

Religiosos
ritual pero | dioses y
sin dioses |  rituales
Ateísmo————————–|—————————Teísmo
sin rituales | dioses pero
y sin dioses | sin rituales
|
Seculares

               El eje ateísmo-teísmo podría pensarse como un espectro de creencia, mientras que el polo religiosos-seculares podría pensarse como otro espectro, un espectro de práctica. El primero trata de las creencias en relación a la divinidad, mientras que el segundo trata de la práctica ritual.

El teísta religioso combina la creencia en la divinidad o divinidades con la práctica ritual intencional. Este cuadrante incluye a la mayoría de las personas que atiende servicios religiosos en los Estados Unidos. También incluye paganos que creen en Dioses y emplea devociones a sus deidades y celebra la Rueda del Año.

El teísta secular incluye la creencia en un dios o dioses pero sin ninguna práctica ritual intencional. Esto incluye creyentes que no quieren tener nada que ver con las religiones organizadas y aquellos que se describen a sí mismos como “espirituales pero no religiosos”, y que no tienen ninguna práctica espiritual regular. Incluye también a aquellos paganos “espirituales pero no religiosos” que cree en dioses y diosas pero que realmente no practica, tanto individualmente como en grupo.

El ateísmo religioso incluye práctica ritual intencional pero sin creencia en dioses o una divinidad. Este cuadrante incluye muchos budistas y Unitarios, por ejemplo. También incluye paganos ateístas, que no creen en dioses, pero que sí celebran la Rueda del Año o realizan otro tipo de rituales paganos de una forma sentida y significativa. Este libro de Halstead profundiza como es la práctica vivida desde esta perspectiva.

El ateísmo secular no cree en dioses ni realiza práctica ritual. Este puede incluir ateos que van a rituales paganos por la diversión o para socializar. Ellos participan del ritual, pero no tiene un significado más profundo para él.

Traducido por mí -excepto las aclaraciones que agrego- de Halstead, J. (2016). Godless Paganism. ISBN 978-1-329-98849-1, versión electrónica (kindle).

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Ser pagano día a día

El tiempo para el occidental es lineal. La percepción propia comienza con el nacimiento y termina con la muerte. O, a niveles históricos, tiene un antes y un después con la venida de Jesús, y el final del tiempo conocido ocurrirá con su segunda venida.

Para muchos paganos, el tiempo es circular, o en una imagen más asintótica, espiralado. Los seres vivos pasamos por los mismos ciclos una y otra vez: primavera, verano, otoño e invierno; nacimiento, desarrollo, decrepitud, muerte y renacimiento; creciente, llena, menguante y nueva, etcétera. Pero, cada vez que volvemos a visitar un momento, éste se nos revela de manera ligeramente diferente, más profunda, más superficial, dependiendo de qué se haya ido viviendo en el resto del espiral.

En mi caso, este espiral me alejó de la práctica pagana un tiempo, y cuando la sincronicidad me llevó de vuelta para estos pagos, me planteé que ya no me bastaba con festejar las 8 celebraciones de la rueda del año. Quería incluir el paganismo -el druidismo en mi caso, pero se aplica a cualquier corriente- en mi día a día. Sentí que mi cotidianidad estaba demasiado “civil” y que quería un poco más de espíritu en ella.

Me puse a investigar por Doña Internet y hay varios posteos, bloggeros e incluso libros sobre el tema (por ejemplo, To walk a pagan path: http://www.goodreads.com/book/show/17436892-to-walk-a-pagan-path ). Voy a contarles algunos de los tips que pusieron, y además un par de reflexiones, porque oh sorpresa, no estaba tan lejos como creía.

1. Relación con la naturaleza. Los paganos si bien comprendemos la importancia de reconectar con Natura, aunque a algunos nos cuesta equilibrar esta necesidad con la cotidianidad electrónica que nos produce ser nativos tecnológicos. Yo creo que hay que abrazar esta contradicción nuestra y no darle tanta vuelta al asunto. Más allá de esto, para buscar el contacto con nuestra verde morada podés:

            a) Cuidar plantas, tanto propias como públicas (como en plazas por ejemplo). Podés incluso plantar hierbas que pueden servir a tus rituales, o las que tienen propiedades medicinales, o las que son sagradas para tu tradición. En esta era de la inmediatez, observar el lento crecimiento de un ser vivo, el lento despliegue de una flor, la maduración de un fruto, nos ayuda a sintonizar con el tiempo de la naturaleza, y a aceptar también el tiempo de nuestros procesos internos, que se mueven a su ritmo.

            b) Cultivar tu propia comida. En la vida citadina es bastante imposible tener una huerta o los animales que consumas -en mi caso hay menos problemas, porque soy vegetariana jeje. Pero basta con tener unas plantitas aromáticas con qué condimentar tus comidas o una planta de tomate que crezca tanto como para que no necesités comprar más tomates en la verdulería. Participar de más cerca del ciclo de la vida, observar el ciclo de la siembra, la maduración y la cosecha que tanto celebramos en nuestros Sabbats de manera más palpable. Para empezar sólo necesitás una maceta y mucha mucha paciencia.

            c) Relaciónate con los animales que te rodean. ¿Tenés mascota? ¿Cuánto tiempo te dedicás a estar con ella? Y cuando estás, ¿te dedicás a aprender cómo es su personalidad, a aprender a leer su lenguaje, o simplemente la estrujás y que se someta a tus deseos? Esta es una linda forma de sentirse paganos. Aprender el lenguaje de estos bellos compañeros de viaje. Yo tengo dos gatas, y mi pareja me enseñó cómo darme cuenta de muchas de sus necesidades, sus cambios de humor y un montón de sutilezas de su personalidad que se me habían pasado por alto. Cómo las tormentas las ponen frenéticas, cómo cuando hace mucho calor están aplastadas, cómo su maullido cambia cuando se buscan, cuando piden agua, o cuando su comida se llenó de hormigas y exigen un cambio. Cuando empecé a poder leer esos mensajes, fue impresionante cómo nuestras interacciones cambiaron.

Aparte, cuando vas caminando, ¿sos consciente de los pájaros que se cruzan en tu camino? ¿sabés sus nombres, reconocés su canto? ¿los saludas aunque sea para tus adentros?

¿Saludás y reconocés a los perros callejeros, al gato del vecino?

No se trata de humanizarlos, de interpretar en ellos profundidades inconscientes y conscientes, adjudicarles emociones complejas como las nuestras -o por lo menos yo no me siento cómoda pensando estas cosas. Se trata de aprender las profundidades propias de estos animales, sus lenguajes corporales y su forma de interactuar. No acercarse desde una postura naive sino real a la complejidad propia de lo animal.

2. Relaciónate con tu cuerpo. Vivimos en una cultura occidental de base judeocristiana que nos enseñó que lo más importante era la mente y el espíritu y que el cuerpo era la base del pecado. Ahora con el sistema capitalista, hay más atención al cuerpo, pero desde un lugar bastante choto. O es una norma inalcanzable tanto para varones como para mujeres, o es una esfera de gasto y consumo. El cuerpo es parte de nuestra vida, es nuestro templo, es nuestra dimensión material. Lo que permite que conectemos con otras criaturas, con la frescura del viento y el calor del sol.

              a) Cuidar el cuerpo. ¿Te hacés masajes a vos mismo alguna vez? Por ejemplo, luego de una larga caminata, agradeciendo a esos pies que te ayudaron a recorrer esos bellos paisajes… Ponerse crema, afeitarse, peinarse, descansar si estamos exhaustos, respetar el ciclo ovárico en la mujer… son todas acciones que quizás nos han planteado como frívolas pero que pueden verse desde un enfoque sagrado.

             b) Sé consciente de lo que comés. Somos lo que comemos dice el dicho. ¿Comemos sólo por hambre o también lo hacés por aburrimiento o ansiedad? ¿Qué es lo que desea tu cuerpo? Y si desea algo “poco sano”, ¿por qué lo desea? ¿Qué tal regalarse una comida elaborada, disfrutar de los sentidos culinarios? Otra posibilidad también es aprender cuáles son las frutas y verduras de estación y cocinar más con ellas, para sintonizar con los ritmos de las estaciones. En esta época de transgénicos, hay frutas y verduras que se venden los 365 días del año, pero cuando no son su estación madre, suelen tener montón de químicos encima.

             c) Hacer ejercicio. El cuerpo necesita moverse como las plantas necesitan el sol y los animales salir a cazar para mantener sus sentidos intactos (el juego de nuestros animales domésticos es esto mismo). Yo soy bastante reacia a los deportes y al gimnasio, pero amo bailar. Y desde ahí aprendo a conectar con mi cuerpo, a sentirlo, a sentir sus señales también (el cansancio muscular, el estiramiento de lugares que estaban tensos o inexplorados, etcétera). Hay disciplinas que buscan conscientemente una mayor conciencia corporal y su disciplinamiento como las artes marciales, o el yoga. Estas además utilizan las respiraciones y la meditación, elementos que los paganos ritualísticos suelen utilizar.

           d) Vestimenta y ornamentos paganos/mágicos. Otra forma de vivir nuestra tradición cada día -una que creo está bastante arraigada- es llevar algún símbolo que la represente. Puede ser simplemente un recordatorio de la fe que profesamos, o puede ser un amuleto o talismán. Pero también, si justo ese día hay alguna ocasión especial, como un evento lunar o de la rueda del año, podemos vestirnos con los colores relacionados, o llevar un recordatorio, como una hoja seca en un bolsillo en Ostara. Esta opción es un poco más disimulada si no hemos salida aún del closet pagano, o si ya nos cansamos de tener siempre el mismo collar.

3. Relación con el conocimiento. Esta es la arista que creo tenemos más conscientes. Quizá porque la práctica de los diferentes paganismos necesita de mucho estudio para poder empaparse de sus rituales, festividades y transfondos mitológicos.

            a) Lecturas afines. Tener algún libro o blog que nos interese sobre algún aspecto de nuestra tradición e irlo leyendo poco a poco. Puede ser de ritualística, o puede incluso ser de la cultura de la que nace nuestro neopaganismo, pero que sea un libro realizado por un antropólogo, un filósofo, un escritor, etcétera. Alguien que tenga una perspectiva diferente a la teísta quizá nos proponga aristas nuevas que pensar.

            b) Selecciona temáticas para explorar. ¿Te interesa mucho la flora y fauna de tu lugar? ¿Te interesa la fitoterapia y las plantas medicinales? ¿sentís atracción por los cristales y gemas? ¿Por la adivinación? Podés dedicarte a profundizar algún aspecto de tu interés de a poco. Leyendo una planta/piedra/carta por día, viviendo su energía, soñándola, cualquier cosa que se te ocurra para pasar por el cuerpo la experiencia también.

4. Relación con la tribu. El sentido de comunidad es parte de muchos de los paganismos. Sentirse parte de la naturaleza, de las plantas y los animales, también puede implicar un tipo de vínculo con los otros humanos que nos rodean, un vínculo más profundo, que no pase por la competencia, la envidia y el “sálvese quien pueda”, sino por la comprensión del otro, por la búsqueda de conexión y quizá por la tolerancia con el aprendizaje que está transitando un otro. Pero dado que los practicantes muchas veces somos outsiders, me parece que nos resulta difícil vivir esta arista. Para empezar, porque no es necesario que nuestra tribu o las personas con las que compartamos momentos, sean paganas.

            a) Compartir una charla/ escuchar una historia. En la era tecnológica, que todos los días podamos tener una charla téte a téte con alguien ya es un cambio enorme, en vez de mantenerlas por las redes sociales. Salir por una cerveza o un café, compartir las inquietudes y deseos, los proyectos y fracasos… Escuchar sin juzgar ya es un acto revolucionario. Porque no nos han enseñado a ser validantes y empáticos, pero son cualidades que le hacen muy muy bien a cualquiera que lo necesita. Todos tenemos un niño herido adentro…

            b) Compartir una comida. La maravilla de cosechar nuestros propios alimentos, de cocinarlos nosotros y ver sus transformaciones y cambios… y compartirlo con otros. Una comida realizada con consciencia y amor, con comprensión del ciclo de la vida que está ocurriendo en ese momento.

           c) Ritos sociales. En las sociedades antiguas había ritos de paso para momentos bisagra en la vida del individuo. Momentos en donde la comunidad toda lo ayudaba a transitar la crisis gracias a sus símbolos y rituales. Hoy eso se ha perdido bastante: la fiesta de quince, los “18”, la fiesta de egresados, el casamiento, el baby shower, son algunos vestigios bastante pobres de esta necesidad fundamental humana. Los paganos hemos vuelto para atrás y hemos buscado estos ritos de paso porque comprendemos su importancia: la unión de manos, la bendición del nombre, la despedida de panza, la menarca, etcétera. Una opción es darles en nuestra vida el lugar que creemos que se merecen y hacer algo en consecuencia: una ceremonia para esos momentos que sentimos cruciales, o aunque sea una cena con nuestra gente más querida para que nos llene de valor para lo que viene. Pero cuando nos invitan a uno de estos vestigios de ritos de paso de otra persona, también podemos ponerle nuestro granito de arena para llenarlo de contenido y para vivirlo nosotros también más numinosamente. Puede ser con un regalo, con una charla profunda con el protagonista del cambio, puede ser una actividad que se lleve, la lista es infinita… Como sabemos hay momentos bisagra en la vida, y honrarlos nos ayuda a sanar la herida de crecer y poder enfrentar de lleno la nueva etapa.

           d) Realiza un taller sobre una temática que pueda ayudar a la comunidad. Ya sea sobre lo sagrado femenino, sobre la importancia de la ecología, o sobre cómo manejar el estrés, muchos de los conocimientos que aprendemos en nuestra práctica pueden ayudar a otros y compartirlos es casi un deber ético.

4. Relación con lo social y político. Por último, ser pagano implica una posición política (o varias en realidad). Ya seamos veganos, vegetarianos o comamos carne pero estemos en contra de los métodos de producción violentos o transgénicos, seamos de derecha o de izquierda, aboguemos por el peligro de la tecnología o la abracemos, necesariamente nuestras creencias espirituales repercuten en las decisiones y posiciones que tomamos. Me resultaría un poco increíble creer que algún pagano no sea ecologista o por lo menos no esté preocupado por estas cuestiones, pero quizás hay…

              a) Ecología. La preocupación por el medio ambiente puede ser muy cotidiana. De niña me invadieron con información sobre arreglar canillas que gotean, con no bañarse en bañera sino en ducha para ahorrar agua, con no tirar basura, con cuidar los espacios verdes…. ¿Cuántos de estos cuidados llevamos a cabo? Es impresionante como hay un montón de gestos automáticos que tenemos. ¿Cuántas personas fuman y tiran la colilla a cualquier lado? ¿Cuántas veces vemos a alguien tirar un papel al suelo y no nos animamos a hacer nada? Empezar a llevar bolsas de tela para evitar las plásticas, no tirar la basura en el campo o en la calle, cuidar el agua, castrar tus animales para evitar la superpoblación son acciones cotidianas que cuidan a nuestra Pacha querida.

              b) Profesión. ¿Tu tradición tiene que ver con el trabajo que realizás o la carrera que estudiás? ¿cómo modifica tu percepción de tu profesión? ¿cambiarías de trabajo si fuera necesario para sentirte más alineado con tus valores? ¿cómo podés vivir tu espiritualidad ahí?

              c) Militancia organizada. Esto ya no es una práctica necesariamente diaria, pero ya me subí a la moto jejeje. Quizá quieras generar un compromiso a largo plazo con tu ciudad, con tu entorno y colaborar u organizar un plan a largo plazo. Ya sea en una asociación proteccionista de animales, en alguna ONG que brinda ayuda a las personas en situación de riesgo, que lleva la meditación a las cárceles para bajar los índices de criminalidad, que está en contra de la tala indiscriminada… Los frentes de lucha son muchos y necesitan a personas que sientan la vocación (vocación significa llamado) por ellos. Interesarse por esas cuestiones también -por cómo está el desalojo a Monsanto, los contratos de megaminería, o el desmonte- es estar alineado con nuestros valores. A mí me pasa que a veces estas noticias me invaden demasiado y me generan una sensación muy grande impotencia insoportable. Me siento demasiado chiquita… Pero bueno, luego voy y participo en la medida que puedo y descubro que el pueblo logra cosas maravillosas a veces y donde hay tantas derrotas también hay victorias. Faith in the humanity restored.

Creo que he sido muchísimo más exhaustiva de lo creí que sería al principio. Pasa que comencé a leer sobre el tema y a pensar ideas que fueran más allá de los ejercicios o las ceremonias… y de repente me encontré con que muchas de las decisiones que tomé en mi vida, de muchos de los proyectos y prácticas que conservo, estuvieron condicionadas inconscientemente por mis valores y mi tradición. De repente muchas actividades que las hacía desde lo secular -onda, comer bien, contaminar lo menos posible, o realizar algún ejercicio físico- podían verse desde un transfondo sagrado. Me di cuenta que mi vida era más pagana de lo que creía. Incluso si pasé todo el día encerrada en mi casa con la computadora, un montón de actividades o decisiones son coherentes con mis valores druídicos.

Supongo que no se necesita mucho para vivir como pagano todos los días. Haciendo este post descubrí que se trata más de un cambio de perspectiva. De observar todas mis actividades como algo sagrado, como un cuidado a mí, a lo sagrado en mí, o a la tierra, o a la comunidad en la que vivo, o a mi manada, mi tribu personal. Descubrí que se trata de vivir las elecciones que hice por salud, por preferencia, por lógica o por ciencia, hacerlas TAMBIÉN por creencia, por convicción y por sacralidad.

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¿Te gustó este post? ¿En qué te sentiste identificado (a)? ¿Se te ocurren otras ideas? ¿Cómo vivís vos día a día ser pagano(a)?

¿Por qué un Paganismo a la Latinoamericana?

Los paganos que vivimos en esta parte del globo tenemos que respondernos varias preguntas cuando abrazamos algún culto dentro de la diversidad del paganismo, más que nuestros colegas europeos. Acá van algunas reflexiones propias, que quizás hagan eco en las suyas.

Primero, ¿por qué decidimos profesar una religión foránea? Los grandes monoteísmos -cristianismo, judaísmo, islamismo- también son extranjeros en nuestra tierra y son practicados por millones de personas. Sin embargo, al abrazar una fe ligada a la tierra, algunas personas se cuestionan si no tendrían que honrar deidades autóctonas o revivir rituales propios de los pueblos que habitaron la tierra antes que nosotros. Algunos paganos justifican su elección por ascendencia (al fin y al cabo, somos tierra de inmigrantes) y viven su decisión como una forma de honrar a sus antepasados. Otros lo respaldan en experiencias místicas que los condujeron a ese camino: sueños, visiones, coincidencias que los llevaron a prestar atención a determinada cultura o determinado panteón. Tal es mi caso, por ejemplo, en donde una fascinación infantil por los celtas se vio condimentada por sueños y experiencias que me fueron llamando la atención. Otros lo justifican simplemente por una cuestión de afinidad y gusto.

Más allá de eso, leí en un blog que una de las cosas más maravillosas del neopaganismo es que casi el conjunto de practicantes abrazó su tradición por elección. A diferencia de muchas religiones globales -y a diferencia de los practicantes originales, que no tenían otra opción-, ninguno de sus practicantes fue educado desde pequeño en estas tradiciones o le fueron impuestas. Bueno, ahora está empezando a pasar que padres paganos crían hijos paganos, pero espero que las características propias de este tipo de cultos hagan que la transmisión sea poco dogmática, y que se les dé la posibilidad a estos paganos de segunda generación de abrazar otra tradición si lo desean.

Ser pagano en países como los nuestros, es una elección libre y creo que es uno de los pilares más bellos que puede llegar a tener la tradición acá, en Latinoamérica.

Segundo, ¿Debemos practicar la tradición tal como viene en su origen?

Hay varias respuestas ante este planteamiento. Hay grupos que quieren mantener las prácticas lo más fieles posibles. Algunos van un poco más lejos, y se especializan aún más, e intentan despachar de sus oraciones a dioses de dudosa procedencia, o llevan a cabo investigaciones históricas y científicas en busca de las bases antropológicas del paganismo que profesan.

En el otro extremo, toda otra rama de practicantes se siente menos riguroso, y aglutina elementos de diferentes tradiciones basado en sus afinidades, gustos o experiencias. Es por ello que no les molesta entonar un cántico wicca y convocar a Isis, mientras que en otro ritual puedan comunicarse con Inanna o con Freya. Incluso hay veces que en la misma ceremonia utilizan elementos de diferentes espiritualidades. A algunos paganos este tratamiento de los símbolos y saberes les parece frívolo, y denominan fluffy bunny a estos practicantes que no se preocupan por el purismo étnico en sus prácticas.

En el medio de ambas posiciones, y con matices infinitos, están las diferentes posturas de que algunas cosas deben conservarse tal cual como eran (o como suponemos que eran por fuentes históricas) mientras que otros elementos deben aggiornarse o adaptarse. Por ejemplo, en algunos cultos se utilizan en sus rituales sacrificios de animales, y no todos los practicantes se sienten cómodos con ello, y reemplazan estos elementos. Los cambios sugeridos pueden venir por una cuestión ideológica individual, tal es el caso de practicantes vegetarianos, o LGTTB -Starhawk en su libro La danza en espiral ya comentaba en 1979 algunos cambios que le proponía a la wicca en este sentido. Otros cambios pueden venir por experiencias personales, como mencionamos más arriba. Y otros -y en estos me quiero centrar- pueden venir de otro tipo de convicción: la convicción de que cualquier clase de paganismo es, ante todo, una religión ligada a la Naturaleza, y es ella quien dicta los cambios.

¿Qué significa esto? Significa que, por ejemplo, las tradiciones que utilizan animales guías o guardianes a veces invocan especies que pertenece a otra parte del globo y que nunca han podido observar de manera directa. O invocan al fuego (tradicionalmente ligado al Sur en la magia occidental) cuando en nuestros países a medida que viajamos al sur hace más frío. O incluso terminan celebrando el solsticio de invierno en la fecha tradicional del hemisferio norte -el 21 de diciembre more or less– cuando acá es pleno verano.

Es por ello que algunos paganos – y me encuentro entre ellos- deciden modificar sus tradiciones de acuerdo a los cambios de la Naturaleza que los rodea. Observan sus estaciones, sus animales, las temporadas de lluvias y sequías, las plantas que sanan, y adaptan sus rituales, sus oraciones y sis prácticas a este ecosistema en el que viven. Porque una de las creencias que comparte todo este lindo mejunje de neopaganismos y reconstruccionismos es que nos invitan a escuchar la voz verde de Gaia, a volver a aprender sus lenguajes y a interpretar sus silencios. En mi caso, un druidismo mestizo, como Emerson Buitrago (https://medium.com/laguna-serpiente/manifesto-por-un-drudismo-mestizo-6c08253d71f#.3hwzg5z0u) lo denominó tan bonitamente.

Este blog es para compartir estas reflexiones, para debatir estos aggiornamientos que un paganismo a la latinoamericana impone. Para construir juntos una forma nueva y más acorde al entorno que nos rodea.

Jaguar Blanco

FEEDBACK:

Me encantaría leerlos 🙂

¿Alguna vez te planteaste estas preguntas? ¿Cómo las respondés vos? ¿Qué es lo más importante de tu tradición y qué es lo que no te molestaría modificar? ¿Has realizado modificaciones para alinearte con lo autóctono?

Asignar los 4 elementos a los cuartos

Algunas tradiciones mágicas y paganas utilizan los cuatro elementos (fuego, agua, aire y tierra) en el trazado del círculo o en diferentes momentos de sus ceremonias religiosas o mágicas. Tradicionalmente, sus correspondencias son las siguientes: Norte=tierra, Este=aire, Sur=fuego y Oeste=agua.

En este post contaré cómo a mí no me satisfacían esas correspondencias y decidí cambiarlas, ya hace varios años.

Dentro de lo que es mi tradición, el druidismo, no todos  los practicantes utilizan los cuatro elementos -de hecho, algunos utilizan 5, otros 3, otros 9-. Muchos eligen colocar en sus rituales «pilares» en las cuatro direcciones, en vez de los elementos, para no entrar en conflicto con otras tradiciones, sobre todo si el círculo alberga practicantes de varios paganismos.
Entre estas soluciones pueden nombrarse los cuatro vientos irlandeses, las cuatro ciudades místicas, los cuatro animales totémicos, y así podría seguir enumerando todos los símbolos que podríamos utilizar.

Sin embargo, hay un problema importante a resolver.
El druidismo nació en Europa, en lugares como Irlanda, Gales, Escocia, la Isla de Man, España, o Francia. Y en estos lugares terminó configurándose las asignaciones que le correspondían a cada dirección.
Sí, también es cierto que muchas corrientes ocultistas colocan los elementos de esta misma manera (Norte=tierra, Este=aire, Sur=fuego y Oeste=agua), pero porque también de alguna manera, surgieron en Europa, o Medio Oriente, ambos lugares del Hemisferio Norte.
Luego de mirar el mapa de mi país (Argentina) y pensar sobre ello, tomé la siguiente decisión:

NORTE: fuego
ESTE: agua
SUR: aire
OESTE: tierra
Norte, ¿porqué fuego?
Esta fue la dirección más fácil de pensar. Al estar en el Hemisferio Norte, a medida que se va descendiendo la temperatura aumenta. Por eso quizá la mayoría de los grimorios apuntan al Sur como perteneciente al fuego. En nuestro caso es al revés. El Ecuador, esa línea imaginaria en donde se concentra el calor, se encuentra al Norte desde donde yo vivo.
Además, las provincias que están más arriba de la mía son conocidas por sus altas temperaturas, y su clima seco. Existe una definición de los cuatro elementos: agua (húmedo y frío), tierra (húmedo y caliente), fuego (seco y caliente), y aire(seco y frío). Siendo entonces, los climas superiores calientes y secos, no hay duda de que le asignaré al Norte el fuego.
Oeste, ¿porqué tierra?
Dentro de mi provincia, a mi izquierda se encuentran las Sierras de Córdoba, claro elemento de tierra. Pero si me voy un poco más allá, me encuentro con que en todo el Oeste del país está la cadena montañosa de Los Andes, aún más representativos de la tierra. La mayoría de las minas -otro elemento de la tierra- se encuentran allí en su mayoría -lo cual es un poco obvio, pero vale destacarlo también^^.
Así que listo, al Oeste le asignaré la tierra. 

Este, ¿porqué agua?
Si bien de ambos lados tengo los grandes océanos, del Oeste tengo dos cadenas montañosas muy fuertes, que de alguna manera se imponen a la energía que pueda llegar a condicionarme desde el Pacífico. En este sentido también, las lluvias que caen en mi zona son lluvias traídas por vientos del Atlántico, y claro, vienen por el Este.
El río más cercano de donde vivo no me fue de mucha ayuda, ya que recorre la ciudad por el medio. Pero a la derecha de esta provincia se encuentra la Laguna Mar Chiquita, la extensión más grande con la que cuenta Córdoba.
Además, habría que destacar que no me terminaba de convencer que el sol saliera de la mentalidad, y la racionalidad -ambos significados del aire. Colocando el agua en el Este, los comienzos, y el yo nacen con la intuición, las emociones y con el salmón de la sabiduría.
Ya con todos estos elementos quedó. Agua será el Este.

Sur, ¿porqué aire?
Éste fue el que más insegura me tenía…
Por un lado, cuanto más nos alejamos, más frío hace, hasta llegar a la Antártida (que podría ser interpretado como agua). Y de los cuatro elementos, el aire es el más frío.
También el aire es seco, y la región patagónica de la Argentina es conocida por su clima árido, y su tendencia a parecerse a un «desierto».
Sin embargo, lo que me terminó por convencer de asignar el aire a esta zona fueron los vientos de la misma.
Los vientos que vienen del Pacífico chocan contra la cordillera y descargan en esa zona su humedad, y pasan secos al resto de la Patagonia. Y eso, sumado a que no hay grandes árboles o construcciones hace que los vientos crezcan en velocidad.
Los vientos más fuertes del país son del Sur. Y por todo esto terminé asignándole el aire.

 

Otra posibilidad la platea Fire Valkirja en su post sobre los elementos, en donde modifica sólo el norte por el sur. En ese caso quedaría:
NORTE: fuego
ESTE: aire
SUR: tierra
OESTE: agua
Esta configuración puede adaptarse no sólo para otro país, sino para otra provincia, o incluso para una ciudad. Si vamos a hacer una ceremonia al lado de un río, sería ilógico y quizá hasta contraproducente asignarle a esa dirección el fuego. Todo es cuestión de escuchar a Natura y seguir sus instrucciones y nuestra intuición.
FEEDBACK:
¿Qué disposición utilizás? ¿Cómo podrían adaptarse estas correspondencia a tu lugar? ¿Solés utilizar los cuatro elementos en tus prácticas?