Ser pagano día a día

El tiempo para el occidental es lineal. La percepción propia comienza con el nacimiento y termina con la muerte. O, a niveles históricos, tiene un antes y un después con la venida de Jesús, y el final del tiempo conocido ocurrirá con su segunda venida.

Para muchos paganos, el tiempo es circular, o en una imagen más asintótica, espiralado. Los seres vivos pasamos por los mismos ciclos una y otra vez: primavera, verano, otoño e invierno; nacimiento, desarrollo, decrepitud, muerte y renacimiento; creciente, llena, menguante y nueva, etcétera. Pero, cada vez que volvemos a visitar un momento, éste se nos revela de manera ligeramente diferente, más profunda, más superficial, dependiendo de qué se haya ido viviendo en el resto del espiral.

En mi caso, este espiral me alejó de la práctica pagana un tiempo, y cuando la sincronicidad me llevó de vuelta para estos pagos, me planteé que ya no me bastaba con festejar las 8 celebraciones de la rueda del año. Quería incluir el paganismo -el druidismo en mi caso, pero se aplica a cualquier corriente- en mi día a día. Sentí que mi cotidianidad estaba demasiado “civil” y que quería un poco más de espíritu en ella.

Me puse a investigar por Doña Internet y hay varios posteos, bloggeros e incluso libros sobre el tema (por ejemplo, To walk a pagan path: http://www.goodreads.com/book/show/17436892-to-walk-a-pagan-path ). Voy a contarles algunos de los tips que pusieron, y además un par de reflexiones, porque oh sorpresa, no estaba tan lejos como creía.

1. Relación con la naturaleza. Los paganos si bien comprendemos la importancia de reconectar con Natura, aunque a algunos nos cuesta equilibrar esta necesidad con la cotidianidad electrónica que nos produce ser nativos tecnológicos. Yo creo que hay que abrazar esta contradicción nuestra y no darle tanta vuelta al asunto. Más allá de esto, para buscar el contacto con nuestra verde morada podés:

            a) Cuidar plantas, tanto propias como públicas (como en plazas por ejemplo). Podés incluso plantar hierbas que pueden servir a tus rituales, o las que tienen propiedades medicinales, o las que son sagradas para tu tradición. En esta era de la inmediatez, observar el lento crecimiento de un ser vivo, el lento despliegue de una flor, la maduración de un fruto, nos ayuda a sintonizar con el tiempo de la naturaleza, y a aceptar también el tiempo de nuestros procesos internos, que se mueven a su ritmo.

            b) Cultivar tu propia comida. En la vida citadina es bastante imposible tener una huerta o los animales que consumas -en mi caso hay menos problemas, porque soy vegetariana jeje. Pero basta con tener unas plantitas aromáticas con qué condimentar tus comidas o una planta de tomate que crezca tanto como para que no necesités comprar más tomates en la verdulería. Participar de más cerca del ciclo de la vida, observar el ciclo de la siembra, la maduración y la cosecha que tanto celebramos en nuestros Sabbats de manera más palpable. Para empezar sólo necesitás una maceta y mucha mucha paciencia.

            c) Relaciónate con los animales que te rodean. ¿Tenés mascota? ¿Cuánto tiempo te dedicás a estar con ella? Y cuando estás, ¿te dedicás a aprender cómo es su personalidad, a aprender a leer su lenguaje, o simplemente la estrujás y que se someta a tus deseos? Esta es una linda forma de sentirse paganos. Aprender el lenguaje de estos bellos compañeros de viaje. Yo tengo dos gatas, y mi pareja me enseñó cómo darme cuenta de muchas de sus necesidades, sus cambios de humor y un montón de sutilezas de su personalidad que se me habían pasado por alto. Cómo las tormentas las ponen frenéticas, cómo cuando hace mucho calor están aplastadas, cómo su maullido cambia cuando se buscan, cuando piden agua, o cuando su comida se llenó de hormigas y exigen un cambio. Cuando empecé a poder leer esos mensajes, fue impresionante cómo nuestras interacciones cambiaron.

Aparte, cuando vas caminando, ¿sos consciente de los pájaros que se cruzan en tu camino? ¿sabés sus nombres, reconocés su canto? ¿los saludas aunque sea para tus adentros?

¿Saludás y reconocés a los perros callejeros, al gato del vecino?

No se trata de humanizarlos, de interpretar en ellos profundidades inconscientes y conscientes, adjudicarles emociones complejas como las nuestras -o por lo menos yo no me siento cómoda pensando estas cosas. Se trata de aprender las profundidades propias de estos animales, sus lenguajes corporales y su forma de interactuar. No acercarse desde una postura naive sino real a la complejidad propia de lo animal.

2. Relaciónate con tu cuerpo. Vivimos en una cultura occidental de base judeocristiana que nos enseñó que lo más importante era la mente y el espíritu y que el cuerpo era la base del pecado. Ahora con el sistema capitalista, hay más atención al cuerpo, pero desde un lugar bastante choto. O es una norma inalcanzable tanto para varones como para mujeres, o es una esfera de gasto y consumo. El cuerpo es parte de nuestra vida, es nuestro templo, es nuestra dimensión material. Lo que permite que conectemos con otras criaturas, con la frescura del viento y el calor del sol.

              a) Cuidar el cuerpo. ¿Te hacés masajes a vos mismo alguna vez? Por ejemplo, luego de una larga caminata, agradeciendo a esos pies que te ayudaron a recorrer esos bellos paisajes… Ponerse crema, afeitarse, peinarse, descansar si estamos exhaustos, respetar el ciclo ovárico en la mujer… son todas acciones que quizás nos han planteado como frívolas pero que pueden verse desde un enfoque sagrado.

             b) Sé consciente de lo que comés. Somos lo que comemos dice el dicho. ¿Comemos sólo por hambre o también lo hacés por aburrimiento o ansiedad? ¿Qué es lo que desea tu cuerpo? Y si desea algo “poco sano”, ¿por qué lo desea? ¿Qué tal regalarse una comida elaborada, disfrutar de los sentidos culinarios? Otra posibilidad también es aprender cuáles son las frutas y verduras de estación y cocinar más con ellas, para sintonizar con los ritmos de las estaciones. En esta época de transgénicos, hay frutas y verduras que se venden los 365 días del año, pero cuando no son su estación madre, suelen tener montón de químicos encima.

             c) Hacer ejercicio. El cuerpo necesita moverse como las plantas necesitan el sol y los animales salir a cazar para mantener sus sentidos intactos (el juego de nuestros animales domésticos es esto mismo). Yo soy bastante reacia a los deportes y al gimnasio, pero amo bailar. Y desde ahí aprendo a conectar con mi cuerpo, a sentirlo, a sentir sus señales también (el cansancio muscular, el estiramiento de lugares que estaban tensos o inexplorados, etcétera). Hay disciplinas que buscan conscientemente una mayor conciencia corporal y su disciplinamiento como las artes marciales, o el yoga. Estas además utilizan las respiraciones y la meditación, elementos que los paganos ritualísticos suelen utilizar.

           d) Vestimenta y ornamentos paganos/mágicos. Otra forma de vivir nuestra tradición cada día -una que creo está bastante arraigada- es llevar algún símbolo que la represente. Puede ser simplemente un recordatorio de la fe que profesamos, o puede ser un amuleto o talismán. Pero también, si justo ese día hay alguna ocasión especial, como un evento lunar o de la rueda del año, podemos vestirnos con los colores relacionados, o llevar un recordatorio, como una hoja seca en un bolsillo en Ostara. Esta opción es un poco más disimulada si no hemos salida aún del closet pagano, o si ya nos cansamos de tener siempre el mismo collar.

3. Relación con el conocimiento. Esta es la arista que creo tenemos más conscientes. Quizá porque la práctica de los diferentes paganismos necesita de mucho estudio para poder empaparse de sus rituales, festividades y transfondos mitológicos.

            a) Lecturas afines. Tener algún libro o blog que nos interese sobre algún aspecto de nuestra tradición e irlo leyendo poco a poco. Puede ser de ritualística, o puede incluso ser de la cultura de la que nace nuestro neopaganismo, pero que sea un libro realizado por un antropólogo, un filósofo, un escritor, etcétera. Alguien que tenga una perspectiva diferente a la teísta quizá nos proponga aristas nuevas que pensar.

            b) Selecciona temáticas para explorar. ¿Te interesa mucho la flora y fauna de tu lugar? ¿Te interesa la fitoterapia y las plantas medicinales? ¿sentís atracción por los cristales y gemas? ¿Por la adivinación? Podés dedicarte a profundizar algún aspecto de tu interés de a poco. Leyendo una planta/piedra/carta por día, viviendo su energía, soñándola, cualquier cosa que se te ocurra para pasar por el cuerpo la experiencia también.

4. Relación con la tribu. El sentido de comunidad es parte de muchos de los paganismos. Sentirse parte de la naturaleza, de las plantas y los animales, también puede implicar un tipo de vínculo con los otros humanos que nos rodean, un vínculo más profundo, que no pase por la competencia, la envidia y el “sálvese quien pueda”, sino por la comprensión del otro, por la búsqueda de conexión y quizá por la tolerancia con el aprendizaje que está transitando un otro. Pero dado que los practicantes muchas veces somos outsiders, me parece que nos resulta difícil vivir esta arista. Para empezar, porque no es necesario que nuestra tribu o las personas con las que compartamos momentos, sean paganas.

            a) Compartir una charla/ escuchar una historia. En la era tecnológica, que todos los días podamos tener una charla téte a téte con alguien ya es un cambio enorme, en vez de mantenerlas por las redes sociales. Salir por una cerveza o un café, compartir las inquietudes y deseos, los proyectos y fracasos… Escuchar sin juzgar ya es un acto revolucionario. Porque no nos han enseñado a ser validantes y empáticos, pero son cualidades que le hacen muy muy bien a cualquiera que lo necesita. Todos tenemos un niño herido adentro…

            b) Compartir una comida. La maravilla de cosechar nuestros propios alimentos, de cocinarlos nosotros y ver sus transformaciones y cambios… y compartirlo con otros. Una comida realizada con consciencia y amor, con comprensión del ciclo de la vida que está ocurriendo en ese momento.

           c) Ritos sociales. En las sociedades antiguas había ritos de paso para momentos bisagra en la vida del individuo. Momentos en donde la comunidad toda lo ayudaba a transitar la crisis gracias a sus símbolos y rituales. Hoy eso se ha perdido bastante: la fiesta de quince, los “18”, la fiesta de egresados, el casamiento, el baby shower, son algunos vestigios bastante pobres de esta necesidad fundamental humana. Los paganos hemos vuelto para atrás y hemos buscado estos ritos de paso porque comprendemos su importancia: la unión de manos, la bendición del nombre, la despedida de panza, la menarca, etcétera. Una opción es darles en nuestra vida el lugar que creemos que se merecen y hacer algo en consecuencia: una ceremonia para esos momentos que sentimos cruciales, o aunque sea una cena con nuestra gente más querida para que nos llene de valor para lo que viene. Pero cuando nos invitan a uno de estos vestigios de ritos de paso de otra persona, también podemos ponerle nuestro granito de arena para llenarlo de contenido y para vivirlo nosotros también más numinosamente. Puede ser con un regalo, con una charla profunda con el protagonista del cambio, puede ser una actividad que se lleve, la lista es infinita… Como sabemos hay momentos bisagra en la vida, y honrarlos nos ayuda a sanar la herida de crecer y poder enfrentar de lleno la nueva etapa.

           d) Realiza un taller sobre una temática que pueda ayudar a la comunidad. Ya sea sobre lo sagrado femenino, sobre la importancia de la ecología, o sobre cómo manejar el estrés, muchos de los conocimientos que aprendemos en nuestra práctica pueden ayudar a otros y compartirlos es casi un deber ético.

4. Relación con lo social y político. Por último, ser pagano implica una posición política (o varias en realidad). Ya seamos veganos, vegetarianos o comamos carne pero estemos en contra de los métodos de producción violentos o transgénicos, seamos de derecha o de izquierda, aboguemos por el peligro de la tecnología o la abracemos, necesariamente nuestras creencias espirituales repercuten en las decisiones y posiciones que tomamos. Me resultaría un poco increíble creer que algún pagano no sea ecologista o por lo menos no esté preocupado por estas cuestiones, pero quizás hay…

              a) Ecología. La preocupación por el medio ambiente puede ser muy cotidiana. De niña me invadieron con información sobre arreglar canillas que gotean, con no bañarse en bañera sino en ducha para ahorrar agua, con no tirar basura, con cuidar los espacios verdes…. ¿Cuántos de estos cuidados llevamos a cabo? Es impresionante como hay un montón de gestos automáticos que tenemos. ¿Cuántas personas fuman y tiran la colilla a cualquier lado? ¿Cuántas veces vemos a alguien tirar un papel al suelo y no nos animamos a hacer nada? Empezar a llevar bolsas de tela para evitar las plásticas, no tirar la basura en el campo o en la calle, cuidar el agua, castrar tus animales para evitar la superpoblación son acciones cotidianas que cuidan a nuestra Pacha querida.

              b) Profesión. ¿Tu tradición tiene que ver con el trabajo que realizás o la carrera que estudiás? ¿cómo modifica tu percepción de tu profesión? ¿cambiarías de trabajo si fuera necesario para sentirte más alineado con tus valores? ¿cómo podés vivir tu espiritualidad ahí?

              c) Militancia organizada. Esto ya no es una práctica necesariamente diaria, pero ya me subí a la moto jejeje. Quizá quieras generar un compromiso a largo plazo con tu ciudad, con tu entorno y colaborar u organizar un plan a largo plazo. Ya sea en una asociación proteccionista de animales, en alguna ONG que brinda ayuda a las personas en situación de riesgo, que lleva la meditación a las cárceles para bajar los índices de criminalidad, que está en contra de la tala indiscriminada… Los frentes de lucha son muchos y necesitan a personas que sientan la vocación (vocación significa llamado) por ellos. Interesarse por esas cuestiones también -por cómo está el desalojo a Monsanto, los contratos de megaminería, o el desmonte- es estar alineado con nuestros valores. A mí me pasa que a veces estas noticias me invaden demasiado y me generan una sensación muy grande impotencia insoportable. Me siento demasiado chiquita… Pero bueno, luego voy y participo en la medida que puedo y descubro que el pueblo logra cosas maravillosas a veces y donde hay tantas derrotas también hay victorias. Faith in the humanity restored.

Creo que he sido muchísimo más exhaustiva de lo creí que sería al principio. Pasa que comencé a leer sobre el tema y a pensar ideas que fueran más allá de los ejercicios o las ceremonias… y de repente me encontré con que muchas de las decisiones que tomé en mi vida, de muchos de los proyectos y prácticas que conservo, estuvieron condicionadas inconscientemente por mis valores y mi tradición. De repente muchas actividades que las hacía desde lo secular -onda, comer bien, contaminar lo menos posible, o realizar algún ejercicio físico- podían verse desde un transfondo sagrado. Me di cuenta que mi vida era más pagana de lo que creía. Incluso si pasé todo el día encerrada en mi casa con la computadora, un montón de actividades o decisiones son coherentes con mis valores druídicos.

Supongo que no se necesita mucho para vivir como pagano todos los días. Haciendo este post descubrí que se trata más de un cambio de perspectiva. De observar todas mis actividades como algo sagrado, como un cuidado a mí, a lo sagrado en mí, o a la tierra, o a la comunidad en la que vivo, o a mi manada, mi tribu personal. Descubrí que se trata de vivir las elecciones que hice por salud, por preferencia, por lógica o por ciencia, hacerlas TAMBIÉN por creencia, por convicción y por sacralidad.

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